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Una salvación completa y gratuita (1)
Hace muchos años pasé unos días de vacaciones en un pueblo italiano de alta montaña.
Con un habitante del pueblo comentábamos una exposición hecha sobre un viaje que alguien del pueblo acababa de hacer a Israel, tierra donde Jesús nació. Aproveché para hablarle del amor de Jesucristo, diciéndole: Cuando comprendemos que el Hijo de Dios aceptó venir a este mundo, que quiso sufrir y morir para salvarnos del juicio eterno, nos llenamos de agradecimiento. Entonces, emocionado y con lágrimas en los ojos, me dijo: –Venga conmigo, voy a llevarle a alguien que lo comprenderá.
Atravesamos el pueblo, llamó a una puerta y nos encontramos con un grupo de personas reunidas en casa de una señora. –Les traigo a alguien que los comprenderá, dijo él. Entonces, me presenté como un cristiano que leía la Biblia (mediante la cual Dios nos habla y se revela). Fue maravilloso descubrir que esta persona conocía muy bien la Biblia y que su misión principal era animar a otros a leerla.
Mientras hablábamos de la obra de Jesús en la cruz, le pregunté: «Hermana, ¿cree que debemos añadir algo a Su obra en la cruz?». Espontánea y firmemente me respondió: «Pero señor, ¿qué más quiere añadir? ¡Su obra es más que suficiente!».
1 Crónicas 24 - Lucas 19:28-48 - Salmo 92:10-15 - Proverbios 21:7-8
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