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Llamados a libertad (2)
Pregunte a su alrededor: ¿Qué imagen dan de sí mismos los que se dicen cristianos? ¿La de personas libres o la de personas que se imponen o imponen a otros reglas humanas rígidas? A veces, esta última es la imagen que los cristianos damos; sin embargo la Biblia nos enseña lo contrario: el cristiano es llamado a libertad. No es el privilegio excepcional de algunos creyentes solamente, sino que la libertad es para todos.
–Libertad para acercarnos a Dios. Ya no tenemos más miedo de él, sino que le oramos con la confianza de un hijo hacia su padre. Dios es nuestro Padre en Jesús. Podemos disfrutar cada día la paz con Dios, el consuelo de tener la conciencia purificada por la fe en Cristo crucificado, el gozo indecible de ser perdonados. Podemos experimentar la perfecta misericordia de nuestro Señor.
–Libertad con respecto a nosotros mismos. Tenemos libertad, no para ceder ante los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa, sino para tenerla por muerta. Libertad no para infringir los mandamientos divinos, sino para cumplirlos con la fuerza que Dios nos da. Libertad no para protegernos de nuestro prójimo, sino para mostrarnos generosos y serviciales.
Desde el momento en que vamos a Dios por la fe en el Señor Jesús, somos libres. Pero sólo progresivamente descubrimos el impacto de esta libertad en nuestra vida, si nos dejamos instruir por Aquel que nos llama a libertad.
“Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 Pedro 2:16).
(Mañana continuará).
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