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#Audio La Buena Semilla, la reflexión de hoy se titula: "¡Ten piedad de mí, oh Dios!". #Cristo #LaBuenaSemilla #Comparte

    24 Mar, - La Buena Semilla. (Click en PLAY para Escuchar, Duración: 3:30 min.)
  

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Fuentes: Devocional La Buena Semilla y Biblia Todo Imagenes Cristianas

¡Ten piedad de mí, oh Dios!
Lea el Salmo 51

Normalmente la vida del creyente es feliz, pero podemos pasar por grandes tristezas si cometemos errores. Podemos estar agobiados por la culpabilidad y el dolor por haber pecado. Entonces vayamos a Dios mediante la oración y volvamos a leer el Salmo 51. Éste expresa la confesión de un creyente que siente todo el peso de su pecado. 

También habla de la aspiración a la pureza, ese deseo de volver a encontrar el gozo de la libertad con Dios. Revela lo que Dios espera de nosotros los creyentes, es decir, la alabanza, tanto individual como colectiva.

En el primer versículo, incluso antes de hablar de su pecado, David evoca dos atributos de Dios: piedad y misericordia. “Ten piedad”: es un grito de desesperación, es como pedir auxilio. “Conforme a tu misericordia”: es la confianza en el amor de Dios. Como una madre se preocupa cuando uno de sus hijos está en peligro, Dios tiene compasión cuando nos ve cargados con nuestros pecados.

“Borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (v. 2). El verbo borrar es muy fuerte. El resultado es como si el pecado no hubiese existido. Dios se acuerda de nosotros, pero olvida nuestras faltas. “Lávame”: Dios debe quitar el rastro del mal en nuestras vidas.

“Límpiame”: necesito estar limpio para poder presentarme ante Dios. El pecado carga nuestra conciencia y ensucia nuestra alma, pero la sangre de Cristo es el remedio.

“La sangre de Jesucristo... nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).

Ezequiel 19 - Hechos 25 - Salmo 36:1-6 - Proverbios 12:5-6

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